El General Rafael E. Melgar Andrade, considerado uno de los mejores gobernadores que tuvo el territorio de Quintana Roo (1935 - 1940), tenía claro, desde que fue designado a este cargo por el General Lázaro Cárdenas, en 1935, que Tulum iba a ser un atractivo turístico importante, por lo que ahí construyó uno de los primeros hoteles de la entidad.
Daniel Melgar Reguera, hijo menor del gobernador cardenista, nacido en 1932 a sus 92 años de edad, gustoso concedió una entrevista en Cozumel, ataviado con una guayabera blanca, digno de un representante peninsular.
A pesar de sus avanzados años, el desarrolla una vivaz conversación, en la que muestra que sigue al tanto de los acontecimientos locales, como el Tren Maya, incluso las elecciones en curso. Al serle mencionado su padre, comienza a narrar cómo llegó a Quintana Roo para descubrir la casi total ausencia de infraestructura y la abundante pobreza de aquel entonces.
Aunque era apenas un niño, Daniel Melgar recuerda con todo detalle ese Quintana Roo en donde “había que construir todo”, en tiempos en que todavía existía un grupo maya armado.
Rafael E. Melgar es recordado por las importantes obras efectuadas, como la escuela “Belisario Domínguez” o el hospital “Morelos” en la ciudad que él renombró de Payo Obispo a Chetumal, además de caminos, tanques de captación de agua y muchísima infraestructura.
Todo esto era posible, añade su hijo, porque, por fortuna, el recién nombrado gobernador era un amigo muy cercano de Lázaro Cárdenas, quien confiaba plenamente en él y apoyaba en todo lo que requería.
Sin embargo, Daniel Melgar señala que, a su criterio, lo más importante de la gestión de su padre fue haber firmado la paz con el último grupo armado, que derivaba de la Guerra Social Maya, con quien se reunió en Kantunilkín, cuando todo era prácticamente selva por esa zona. Por ser él mixteco, tuvo gran empatía con las peticiones de los inconformes, y se encargó de generar condiciones de mayor equidad social.
Entre estas medidas, está la expropiación de un latifundio bancario, para repartir tierras, además de crear cooperativas para que los mayas pudieran negociar directamente la venta del chicle, sin intermediarios.
Una dimensión casi nunca mencionada del gobierno de Rafael E. Melgar fue su impulso hacia el turismo, acción visionaria en un rubro prácticamente inexplorado. De hecho, él construyó el primer hotel del estado, “Los Cocos”, en Chetumal, seguido de otros centros de hospedaje en Cozumel (hoy transformado en museo) y en Tulum, este último ya desaparecido.
Daniel Melgar señala que esos tres lugares eran los puntos turísticos que su padre imaginaba, particularmente Tulum, pues allí su padre quedó asombrado por el Castillo, que consideró una joya de la cultura maya.
“Por eso construyó ahí ese hotel, pensando en el futuro, en un turismo bien llevado”, añadió.
El gobernador del territorio de Quintana Roo también era creyente del potencial del río Hondo y de Bacalar, que recorría de forma habitual. Daniel Melgar señala que él aprendió a nadar en las aguas de la Laguna de los Siete Colores, además recordar los viajes hacia el estero de Chac.
En cuanto a Cozumel, allí Rafael E. Melgar rápidamente entabló amistad con Nassim Joaquín, incluso siendo su testigo de boda. Por las siguientes décadas, la familia del ya ex gobernador continuó visitando esta isla, y hasta la fecha persiste la amistad entre ellos y los Joaquín.
“Es increíble cómo se ha desarrollado Quintana Roo”, comenta con alegría y satisfacción Daniel Melgar, quien recalca que todavía falta detonar el potencial de la Zona Sur; sin embargo, tal como su padre predijo, Tulum y Cozumel son importantísimos destinos a nivel mundial.
“Mi querido amigo David Ortiz Mena, que representa a cientos de hoteles, se da cuenta”, añade el entrevistado, quien reconoce la buena labor realizada por el hoy presidente de la Asociación de Hoteles de Tulum.
A diferencia de muchos gobernantes actuales, comenta, su padre siempre los tuvo en la misma casa, desde que llegaron a Quintana Roo en 1932, hasta 1953, cuando por problemas políticos tuvieron que emigrar.
Su padre solo pensaba en su deber con el pueblo, en gestionar recursos y en aplicarlos íntegros en los proyectos que se requería, práctica que ya no estilan los actuales gobernantes, pues los idearios de la Revolución Mexicana lo llevaron a sentar las bases del crecimiento social que demandaba el estado.
Daniel Melgar nos compartió una anécdota sobre estas gestiones, pues su padre tenía que viajar a la Ciudad de México para solicitar recursos, y cuando regresaba a Chetumal, había una multitud esperándolo en el aeropuerto. Auxiliado del micrófono, les informaba lo que había conseguido.
En cierta ocasión, sin embargo, no pudo asegurar los recursos para terminar una obra prometida. Para no fallarle a los quintanarroenses, Rafael E. Melgar optó por hipotecar su casa y así sacar adelante el proyecto. Cuando eventualmente se liberaron los recursos, pudo cubrir este empréstito en el banco.
Daniel Melgar nos explica que aunque él eventualmente tuvo que emigrar con su familia, y fue enviado a estudiar a Estados Unidos, siempre se ha sentido quintanarroense, en gran parte por el amor que le inculcó su padre a esta tierra. No solo aprendió a nadar en estas aguas, reitera, sino que fue en Chetumal donde aprendió a leer, en el regazo de su padre, quien le enseñaba, no con textos, sino con el periódico “En Marcha”, el primer diario de Quintana Roo, creado por las cooperativas fundadas por Rafael E. Melgar.
“Tengo un cariñosísimo recuerdo de mi infancia en Quintana Roo”, declara con orgullo Daniel Melgar.
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