A nadie le está permitido permanecer ocioso

Ciudad de México.- Todos podemos y debemos dar testimonio con nuestras vidas de que hacer familia y dar vida es un gozo y fuente de felicidad. A todos atraen las vidas sólidas y alegres, las familias unidas donde todos se quieren y unos se ocupan de los otros, los ambientes donde suenan las risas de los niños y se quiere y cuida a los mayores. Todos podemos ser testigos de que la vida merece la pena.

Todos podemos echar una mano a alguna de las asociaciones que cuidan de la vida y la mujer embarazada. Con nuestro dinero, con nuestro tiempo, prestando servicios de voluntariado, etc., podemos ayudar a crear una urdimbre social de respeto y compromiso con la vida. Es la hora de la responsabilidad. No basta con quejarse de lo que otros –los políticos, por ejemplo- no hacen; hay que ponerse manos a la obra. Existe un “poder de los sin poder” que puede hacer revoluciones: cuando muchas personas aparentemente irrelevantes se ponen en la vida ordinaria y por todos los rincones a hacer algo bueno, pueden transformar el mundo si tienen convicciones claras y son tenaces. Hay muchos ejemplos en la historia.

Todos podemos y debemos remover los corazones y las conciencias de los más cercanos, generando así ondas como las que crea la piedra arrojada al lago. Si así lo hacemos tu y yo y aquel y el otro, - sin obsesionarse por los resultados inmediatos- se irá preparando una verdadera revolución cultural, que es lo que nuestra época necesita en materia de defensa de la vida. Frente Nacional por la Familia Minuto de formación V# 59.

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