Ciudad de México.- Paternidad y maternidad son complementarias en el matrimonio, no opuestas. Sin la combinación de lo masculino y femenino no se constituye un nuevo ser, ni se consigue el desarrollo integral de los hijos.
Aporte de la mujer en la maternidad
En el concebir y dar a luz el hijo, la mujer se realiza en plenitud a través del don sincero y generoso de sí. Aunque la maternidad es un elemento clave de la identidad de la mujer, no se le debe considerar exclusivamente bajo el aspecto de la procreación biológica.
La mujer como madre y como primera educadora del hombre tiene una precedencia específica sobre el hombre. La mujer tiene un papel insustituible en los diversos aspectos de la vida familiar y social que implican las relaciones humanas y el cuidado del otro. En efecto, el papel de la madre es fundamental para el futuro de la sociedad.
La madre que estima la vocación materna y su puesto en la casa ayuda enormemente a desarrollar, en sus propias hijas, las cualidades de la feminidad y de la maternidad y pone ante los hijos varones un claro ejemplo, de mujer recia y noble.
Tenemos que luchar para que las madres que quieren dedicarse plenamente a la educación de sus hijos y al servicio de la familia gocen de las condiciones necesarias para poderlo hacer, y para ello tienen derecho a contar con el apoyo del Estado.
Aporte del hombre en la paternidad
El varón juega un papel igualmente decisivo en la vida familiar, especialmente en la protección y el sostenimiento de la esposa y los hijos. Muchos hombres son conscientes de la importancia de su papel en la familia y lo viven con el carácter propio de la naturaleza masculina.
El padre tiene el deber de ser verdaderamente padre, que ejerce su indispensable responsabilidad y colaboración en la educación de sus hijos. Los hijos, para su crecimiento integral, tienen el derecho de poder contar con el padre y la madre, para que cuiden de ellos y los acompañen hacia la plenitud de su vida.
La relación entre padre e hijo tiene un especial influjo en la seguridad personal del niño. El padre representa el punto de referencia en la conducta del niño. El padre aporta al hijo identidad, seguridad y lo introduce en la realidad.
El padre que inspira su conducta en un estilo de dignidad varonil, sin machismos, será un modelo atrayente para sus hijos e inspirará respeto, admiración y seguridad en las hijas.
La ausencia del padre marca severamente la vida familiar, la educación de los hijos y su integración en la sociedad. Su ausencia puede ser física, afectiva, cognitiva y espiritual. Esta carencia priva a los niños de un modelo apropiado de conducta paterna.
Cuando falta la presencia de alguno de los padres, los niños son más proclives a usar drogas, a la desorientación, al libertinaje y a evitar el matrimonio. Estos son los valores humanistas del Frente Nacional por la Familia en Minuto de formación IG# 42
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