Ciudad de México.— Parte prioritaria de la agenda de la ideología género es el reconocimiento de “nuevos derechos”.
Dicen que los derechos humanos son “evolutivos”. Pretenden una “ampliación gradual y progresiva de derechos” tales como: “el derecho a la salud reproductiva”, “los derechos sexuales y reproductivos”, “el derecho al libre desarrollo de la personalidad”, los hijos son un derecho, “en mi cuerpo yo decido”, “la interrupción legal del embarazo”, el derecho al “matrimonio igualitario”, la adopción de niños por homosexuales, la pedofilia, etc.
Muchas veces estos pseudoderechos son presentados con eufemismos (expresiones más suaves o decorosas con que se sustituye otra, de mal gusto, grosera, demasiado franca o considerada tabú). Estamos en medio de una batalla en la que uno de los frentes más importantes es el semántico.
Estos supuestos “nuevos derechos” derivan del subjetivismo de la ideología de género. En realidad, no se trata de verdaderos derechos, sino de simples pretensiones, necesidades o intereses específicos de grupos humanos. Cada deseo y cada capricho quieren convertirlo en un derecho… y en el cual no quieren tener responsabilidades.
Los estudiosos están mayoritariamente en contra de esta multiplicación de derechos. Si se habla de derechos humanos de carácter universal, no tienen cabida los regionalismos, los particularismos culturales o algunas aspiraciones y anhelos de minorías.
Además, que muchos de ellos son prácticas abiertamente contrarias a la dignidad de la persona humana y a los auténticos derechos humanos como la vida, la familia y la libertad.
Sus lobbies son tan audaces, que han logrado que organismos internacionales como la ONU y la Organización Mundial de la Salud hayan adoptado “los derechos humanos en clave homosexual” incluso en tratados internacionales del sistema de derechos humanos. Igual ha ocurrido en legislaciones nacionales o estatales en varios países.
Comentarios
Publicar un comentario