Toda mujer hermosa, merece una rosa, un poema y un hombre que la proteja. Dedicado con especial respeto, afecto y a cariño a María Victoria Chan Cahuich (Ivi Cahuich).
Siente el Espíritu acariciar tu rostro, déjalo recorrer palmo a palmo tu silueta, cuan pétalo a flor de piel es tu excelsa feminidad; déjate abrazar por el Creador; escucha el susurro de su misericordioso corazón, observa cómo se desangra de amor por ti. Recibe el Soplo y su vida, busca su gracia, su luz, admira su belleza cara a cara.
Konaté Hernández
María Victoria Chan Cahuich, "Ivi Cahuich", en la capilla de San José Sánchez del Río |
Cancún, Quintana Roo.— Impávido transcurren los días cálidos y con impaciente frivolidad, deseo correr y estar a tu lado para observar tu delicado, suave y hermoso rostro, aromatizado por la delicada fragancia de las brillantes flores, cuan fruta prohibida, ver refulgir el destello errante que del universo procede con su tenue luz, desciende a iluminar tu semblante, feminidad excelsa a flor de piel, mientras tu corazón, cuerpo, mente y espíritu iluminan el sendero que a ti, me conduce.
La noche fresca, iluminada por la luz de la luna, en la soledad de mi habitación, añoro tu compañía. Recuerdo tu grácil silueta, andar cadencioso por la playa en busca de calor, calor que tu cuerpo irradia al fundirse al mío, como la mar con el cielo en el horizonte se confunden. Con nostalgia, recuerdo tu semblanza iluminada por la luz nocturna, aromatizada por la delicada fragancia de las flores en el cálido verano. Rosa purpurea es tu habitación que reboza de amor, ternura con nosotros al borde del cosmos y tomados de la mano recorrer el recóndito universo y llegar extasiados al final de nuestra ardua jornada y encontrarnos en el espacio, sedientos de loco amor, delirio anhelante para nuestro enfermizo deseo de amor en la eternidad, de cara a Dios.
Eres de pensamiento espontáneo, sencilla y desenvuelta en tu andar, espíritu risueño por doquier; en la penumbra observo tu silueta, llena de encantos que contrasta con la montaña que se yergue imponente. Ahora más que nunca y al estar frente a ti, y sentir, tu nítida presencia, exhausto por el temor a perderte, en tu mirada me reflejo, mi soberbia doblego, la moral levanto, mi alma purifico y mi corazón te entrego.
Extasiados por el Amor de Dios
De rodillas ante el Santísimo Sacramento |
Nada tan grandioso, sublime, hermoso que tú y yo, abstraídos en busca de la verdad, de la belleza y del bien, postrados y de rodillas en la presencia Real de Jesús en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, y en la contemplación encontrar la paz que sólo en el Sagrario se encuentra. Si no tenemos palabras humanas para dialogar con Él, y expresarnos entre nosotros, sólo bastará observar y darnos cuenta de cómo cambiará nuestra perspectiva de visualizar el entorno que nos rodea.
El amor es lo que mejor describe a Dios en su esencia y de Él, derivan todas las expresiones de amor humano auténtico (Cfr. 1Jn 4–8). Sin amor hasta las mejores cosas se reducen a nada.
Cualquier capacidad, acción o hazaña no tiene comparación con las cosas que se puedan hacer con amor y por amor. (1Co 13, 1–3).
Éxtasis del griego έκ στασις ek stasis', significa de "estar fuera de uno mismo"; es un estado de plenitud máxima, asociado a una lucidez intensa que dura unos momentos, que al finalizar y volver a la cotidianidad puede verse incluso transformada por el evento previo, pudiéndose sentir aún algún grado constante de satisfacción. (Entre medianoche y 03:00 de la madrugada del miércoles 18 de mayo 2022).
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