Un contundente mensaje dieron los párrocos en la Apertura Parroquial al Sínodo Diocesano en la Iglesia Particular con un llamado a la comunidad a participar en la oración, leer la Biblia, rezar el Rosario, repasar el Catecismo, bendecir alimentos, agradecer a Dios por un nuevo día, el descanso en familia, unida en la fragilidad de la vida; ser luz para los más necesitados, con intercesión y protección de la Virgen, abrir las puertas del corazón a Jesús y prepararse al encuentro definitivo con Dios.
Cancún, Quintana Roo, a 10 de febrero de 2022.— Con una misa de Acción de gracias, inició una nueva etapa en la Iglesia Particular, elevada a la dignidad de Diócesis en 2020, luego de ser 50 años Prelatura, el día la Candelaria, Presentación del Señor, Purificación de la Madre y Renovación de las promesas de sacerdotes de religiosas y consagrados.
El Sínodo es la oportunidad de caminar unidos, de llevar un Plan de Trabajo, conocer los nuevos retos y hacia donde debe de ir la nueva Diócesis Cancún Chetumal.
Este será un tiempo para la oración, conciliación y llamamiento a todos los fieles, bautizados, hombres y mujeres de buena voluntad que deseen unirse a la misión evangelizadora de la Iglesia y a la sociedad que en la actualidad pasa por momentos difíciles de mucha confusión, incertidumbre, pensamientos distintos a las enseñanza recibida en casa, con las que cada uno ha crecido en la gracia y guía de Dios.
La fiesta de la Candelaria, es la Presentación de Jesús en el Templo, luego que Simeón exclamó –Señor, ahora, según tu promesa puedes dejar a tu siervo ir en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, presentado ante todos los pueblos–, luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. La luz de Jesús encendida durante el tiempo de adviento, es la plenitud todos en la Navidad.
Ser la luz que trae Jesús a su pueblo
Hoy esa luz parece empañada, apagada en quienes han dejado de creer en Dios, al grado sacar al Señor de su vida, corazón, de sus almas y casas, de ahí la necesidad de llamar a los fieles católicos y cristianos a unirse a la causa de Cristo, en este Sínodo Diocesano a caminar juntos, reavivar su luz en la predicación, motivar a los hermanos que por la pandemia están asustados, tienen miedo, que se han alejado de la Iglesia, y lo más triste que durante este encierro en vez de acercarse a Dios, se dedican a ver televisión, el celular, las series, películas, novelas y muchas cosas más, sin saber usar esa misma herramienta para encontrarse con Dios y no quedarse vacíos ni tener miedo.
Es tiempo de ser esa luz en medio de la oscuridad que hay en las almas, a las que Cristo llama, elegidas a recibir sus Sacramentos, porque bautizados están llamados a ser discípulos misioneros del Señor, y evitar que esa luz se extinga. Es importante ayudar a la juventud a que haga oración, asista misa, se acerque a Dios y se decida a ser misionero.
El llamado es a unirse, caminar unidos, al mismo paso, sin dejar atrás a los que caminan lento por su avanzada edad, sino acercarse a ellos, llevarlos de la mano de igual a quienes aprenden a caminar; ayudar a levantarse a los que han tropezado, curarlos, en todo momento en la unidad de la Iglesia, con la luz que Jesús trae a su pueblo.
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