Los obispos reunidos en la CXI Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), saludan a los fieles católicos y a las personas de buena voluntad, para expresar su cercanía de pastores con el pueblo de México, por las afectaciones padecidas a causa de la pandemia, de los desastres naturales, de los lamentables accidentes, de los efectos de la violencia y de la inseguridad, y caminar con las familias y sus historias de vida para aprender a ser una Iglesia abierta, sinodal, samaritana y en salida.
María Victoria Chan Cahuich
Cuautitlán Izcalli, Edo. México, a 11 de noviembre de 2011.– Obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, empresarios, políticos, artistas, médicos, deportistas, jóvenes, migrantes, consagrados, con la riqueza en la variedad, todos son importantes, indicaron los obispos en la CXI Asamblea de la CEM.
Para caminar juntos, necesitan alimentar el entusiasmo, hacer germinar los sueños, suscitar profecías y hacer florecer la esperanza, precisan.
Destacaron la importancia de abrirse al diálogo sincero y enriquecedor cargado de verdad y de atenta escucha, acoger la riqueza del otro, verse como hermanos y establecer lazos de amistad social, para discernir y elegir los caminos adecuados, es necesario hacer a un lado la indiferencia, la exclusión y el rechazo del otro, en este camino sinodal.
Avivar la esperanza en esta crítica situación, de una victoria segura en la presencia de Cristo, que camina e invita al pueblo de Dios a reavivar los valores cristianos del Evangelio, que transforman la cultura, en amor y respeto a la vida, la dignidad de la persona, la justicia, la paz, la libertad religiosa y de conciencia.
Durante cinco siglos, Santa María de Guadalupe camina con México, acompaña en todo momentos a su pueblo, al que enseña a enraizar la cultura del encuentro, la unidad, y reafirma su amor y presencia maternal: “No estoy Yo, aquí, que soy tu Madre”.
Superar la fragmentación, la división y la polarización política
Restaurar esta situación, no es posible sin un cambio de mentalidad, de ahí la importancia de un modo distinto de vivir, ¡México puede cambiar para bien!, ¡México es un pueblo creyente y de grandes valores!, es una tarea que empuja a ponerse en camino, responsabilizarse unos de otros, caminar unidos, sin dejarse arrastrar por el individualismo, la codicia y el egoísmo. La respuesta es caminar juntos, involucrarse todos, aportar cada quién su propia visión y esfuerzo, entrar a un ambiente de comunión, unidad, para superar la fragmentación, la división y la polarización política. Es en este sentido, que la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, y el Sínodo Eclesial, se realizaran a nivel regional y mundial.
La finalidad de la reunión es asumir, como obispos de la Iglesia, los servicios de prestar a las regiones del país, una respuesta pastoral, real y eficaz, a las necesidades y sufrimientos, a quienes han experimentado los estragos de la muerte de amigos y familiares; los que siguen cayendo en la pobreza o perdieron su seguridad social, laboral y alimenticia, los migrantes forzados, desaparecidos, seducidos y atrapados por el crimen.
Sin un cambio de mentalidad, no es posible un cambio, para restaurar la situación a un modo distinto de vivir, aseguran que, ¡México puede cambiar para bien!, ¡México es un pueblo creyente de grandes valores!, la tarea es responsabilizarse unos de otros, caminar unidos, sin dejarse arrastrar por el individualismo, la codicia y el egoísmo.
Comentarios
Publicar un comentario