Entrega total al servicio a los demás

Hacer el bien es tarea de todas las organizaciones filantrópicas, de las fundaciones caritativas y de la Iglesia católica, como un principio de caridad, solidaridad, comunión inspirados en la Doctrina Social, en la comunidad cristiana primitiva que compartía sus bienes con los demás. Es darse cuenta del peligro de instituciones que puedan tener intenciones e intereses que sólo desvirtúan y manchan la finalidad de hacer caridad y de la beneficencia.

Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, Obispo de la Diócesis Cancún Chetumal

Cancún, Quintana Roo, a 6 de noviembre de 2021.– Escuchar los criterios del Evangelio, sirven para crecer en el amor, sin dejarse influenciar por el egoísmo, vanidad, orgullo ni desvirtuar o pervertir la ayuda que se pueda hacer a los demás, indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en su mensaje de este domingo, en la Catedral Santísima Trinidad en Cancún.

Lo que se haga, hacerlo con amor, pureza de intención, de todo corazón, que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda, y tu Padre que ve el corazón, en lo secreto te recompensará en el Cielos, precisó.

Explicó lo que dice el Evangelio de este día, cuando una pobre viuda echó dos moneditas de muy poco valor, que el Señor alabó, admiró y dijo: “yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía, más que todos, porque los demás han echado de lo que les sobraba, pero está en su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir”. De ahí que al hacer bien, debe de ser por amor y como decía la Madre Teresa: dar hasta que duela; esa es la ley del amor cristiano, darlo todo, porque nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos. Jesucristo es el modelo del amor, entrega total al servicio de los hermanos. Como el grano de trigo que cae a tierra, y que al dar mucho fruto se pudre; dar todo, es olvidarse de sí mismo, porque es todo para los demás, ese el ejemplo del Señor, de la pobre viuda, no tanto en dar monedas en abundancia, que caigan a la alcancía, hacer ruido para que los demás se den cuenta de lo que se da, sino, dar de lo que uno necesita, del propio bolsillo. 

Reiteró que hacerlo todo con amor con pureza de intención, por ayudar, por amor a Dios y al prójimo necesitado, sin esperar compensación, ventaja, retribución. De ahí que al invitar a un banquete, hacerlo con quien no pueda pagar, para que el Padre, te dé la recompensa en el Reino de los Cielos en señal a Jesucristo. El bien es una tarea de todas las organizaciones filantrópicas, sobre todo de las fundaciones caritativas de la Iglesia católica, con principios de caridad, solidaridad, comunión inspirados en la Doctrina Social, en la comunidad cristiana primitiva que compartían sus bienes con los demás. Y ver cómo puede darse el peligro de tener una institución o fundación que pueda tener otras intenciones e intereses que desvirtúan y manchan la finalidad de hacer caridad, beneficencia.

Los fariseos que ensanchan sus filacterias, se pasean por las plazas con amplios ropajes reciben reverencias en las calles, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en banquetes y se echan sobre los bienes de las viudas, hacen ostentación de largos rezos, recibirán un castigo muy riguroso. Porque no se puede aprovechar de la pobreza beneficio personal, para el poder o lograr algún interés personal, los que abusan, se aprovechan, presumen, ostentan, que quieren salir en la foto, buscan inflar su ego, protagonismo, estos recibirán un castigo riguroso. 

Ciudad de la Alegría

Recordó que hace un par de días se cumplió el 8º aniversario luctuoso del fundador de La Ciudad de la Alegría, lugar de caridad, que atiende enfermos terminales de sida u otras dolencia en el Hogar de Cafarnaum; hay además atención a los ancianos sin hogar; a madres solteras con dificultades para criar a sus hijos que en vez de abortar prefieren dar a luz, a quienes se les enseña algún taller. Cuenta con una escuela para jóvenes de escasos recursos que deseen recibir una educación académica, humana, espiritual, moral; hay hogares y servicios para la comunidad, como el hogar de Cobija y Pan que da despensas a la gente necesitada. Un lugar de caridad fundado con ilusión de ayudar a los más necesitados, vulnerables, desamparados de la sociedad, tiene por lema de: hazlo todo con amor, como decía Fernando García Zalvidea, hotelero exitoso: “yo doy, no porque tengo, sino porque doy tengo”, hombre generoso hizo obras de caridad grandes y esta es la más representativa de todas sus obras al lograr unir y asociar a muchos empresarios para hacer toda una ciudad de la caridad y de la alegría, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.





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