El Espíritu Santo mueve a la Iglesia a ser misionera

En el marco de la Jornada Mundial de las Misiones, la Iglesia está llamada a convertirse en misionera: “vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura” (Mc. 16,15,) un mandato que suscita el alma y motor de la Iglesia que es el Espíritu Santo a través de los Sacramentos instituidos por Nuestro Señor Jesucristo del Bautismo y la Confirmación a convertirse en misioneros.

Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, Obispo Diócesis Cancún Chetumal

Cancún, Quintana Roo, a 23 de octubre de 2021.— El Señor concede el milagro físico o moral para que la persona no calle las maravillas del poder de su amor en la propia vida, mensaje de Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en la Catedral Santísima Trinidad en Cancún, en ocasión de la Jornada Mundial de las Misiones.

Experimentar el encuentro con Jesucristo, que cura la ceguera, sordera, una parálisis física o espiritual, es imposible quedarse callado, y no saltar de gozo y contárselo a todo mundo, reiteró.

Como dice Hechos de los Apóstoles, en su capítulo 4, versículo 20, no se puede callar lo que se ha visto y oído. Como cuando el ciego Bartimeo del Evangelio, recobró la vista milagrosamente, conmovido en su corazón y sacudido en su ser, no calló el milagro divino de ahí que lo proclamó a los cuatro vientos de igual manera que el ciego de nacimiento. 

Evangelio viviente y ambulante

Recomendó orar, rezar por todos los misioneros del mundo que llevan con libertad y eficacia la Palabra de Dios a los corazones. Pedir para que Dios envíe más obreros a su mies, con perseverancia para que fecundice el mundo. Dar testimonio de vida, entusiasmar a los  hombres a leer el Evangelio, encarnarlo en la propia vida y convertirse en Evangelio viviente visible y ambulante en medio de la gente, de ahí que ejemplificó como única, autentica eficaz la enseñanza del Evangelio; sin olvidar las obras de misericordia a los necesitados con una predicación fuerte e indiscutible del amor de Dios a los hombres, un signo claro de su amorosa presencia. Amar es servir y auxiliar en sus necesidades, incluso a los enemigos, como un milagro moral que da una señal clara a compartir la fe con los hermanos, sobre todo, con los más cercanos, y fortalecer la esperanza de los demás con la enseñanza.  

En el marco de la Jornada Mundial de las Misiones, agradeció por el don de la fe transmitida a lo largo de los siglos y a lo ancho de la tierra por tantos misioneros audaces y generosos. Este domingo somos invitados a convertirnos en misioneros del Evangelio: “vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura” (Mc. 16,15), un mandato misionero a cada uno de quienes recibieron el Bautismo, Confirmación, impulsados a la misión. Dijo que el alma y motor de la Iglesia es el Espíritu Santo que aviva el fuego con el amor a Cristo a su Iglesia, a las personas que tienen hambre de su Palabra, escuchar la voz del Papa, de una Iglesia en salida misionera, capaz de transformar todo, y convertir en el cauce adecuado a evangelizar y transformar en la medida que nos hagamos más misioneros a las costumbres, estilos, horarios, lenguaje y toda la estructura, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.

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