La voz de Dios es suave clara, quedita, con una baja frecuencia sin estridencia ni contaminación acústica de los ruidosos decibeles provocados por el mundo en que vivimos
Konaté Hernández
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Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas |
Cancún, Quintana Roo, a 5 de septiembre de 2021.— En un mundo lleno de tanto ruido es importante abrir las orejas, soltar la lengua y ser curados de la sordera y tartamudez, enfermedades que impiden escuchar y Proclamar la Palabra de Dios, indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en la Catedral Santísima Trinidad en Cancún.
La sordera se cura con el diálogo, la escucha, la conversación entre personas, ayudar, apoyar, alentar, a los demás y desde luego fomentar la amistad, precisó.
Destacó la importancia de escuchar la Palabra de Dios a la luz del Espíritu Santo, unida en familia, en comunidad, estar atentos a recibir las inspiraciones divinas de quienes dan lectura, explican y escuchan la homilía. Pero la estridencia del mundo de hoy, que vive con tanta música, ruido, rodeados de aparatos, música, gritos, discursos, palabras, noticias, comentarios, programas, youtubers, provocan un ruido que incapacita a la gente a tener la oportunidad y el espacio de oírse entre sí, oír la Palabra de Dios, para acercarse a los más necesitados, pobres, angustiados, tristes.
Es necesario pedir que el Señor cure la principal sordera que es la espiritual para que cada persona tenga la oportunidad, el tiempo, el espacio, el ambiente de escuchar. Qué los padres escuchen a sus hijos, los alumnos al maestro, el empresariado a sus empleados, escucha que desde luego tendrá que ser en doble sentido, y escuchar así, la voz de Dios, dejar que fluya el Espíritu Santo, que por tanto ruido, es imposible porque su voz es suave, clara y muy quedita, con una frecuencia sin tanta estridencia, contaminación acústica de los ruidosos decibeles provocados por el mundo en que vivimos.
Mencionó que mientras el corazón oye poco o mucho, la gente está sorda por lo que es importante pedir al Señor, curar la sordera espiritual y que dé a cada persona la oportunidad, el tiempo, espacio, el ambiente para poder escuchar la Palabra de Dios, hacer silencio en rincón, apagar la radio, televisión, celular, incluso la banda musical, aunque sea está muy buena, pero que impide la escucha entre sí.
Reiteró la recomendación de Sordera y tartamudez impiden escuchar y proclamar la Palabra de Dios en su homilía dominical y que por flojera o quizá porque no les gusta, no se acercan a la Iglesia, por lo que aconsejó invitar a otros con el propio testimonio de vida, “antojarles”, no obligar, ni forzar, porque a fuerza ni los zapatos entran, como una misión que nos toca a todos, es ayudar a curar las enfermedades que padece la gente.
Enfermedad que también podría deberse a ciertos prejuicios, escándalos que suceden al interior de la Iglesia y que escandalizan al mundo, de ahí que explicar, hablar, compartir, la propia experiencia, de igual manera y si la sordera se debe a la flojera, de ahí la importancia de invitar a los demás a conocer sus propias experiencias, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.
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