¿Qué tengo que hacer para devolver esa paz que merece todo ciudadano honesto?
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Parque Chichipilco |
San Andrés Tuxtla, Veracruz, 3 de agosto 2021.– Recordando 1966-67, vino a mi memoria cuando en el 6/o Regimiento, a las 8 de la mañana, para ir a desayunar, tenía autorización de irme en un caballo, en lugar de ir caminando o en carro, normalmente me llevaba al Sansón, paseando por las empedradas calles de San Andrés Tuxtla.
Llegaba a la casa y pasaba por la sala, el dormitorio, el comedor y la cocina hasta el patio trasero, ahí lo apersogaba, desayunaba y me regresaba al cuartel.
En ocasiones salía más temprano y me iba a dar una vuelta por la Tamehua o a Chichipilco con su kiosco, del que acompaño este escrito con una fotografía, y al fondo atrás del kiosco se ve la construcción que aloja el kinder al que asistieron mis hijos grandes.
Alrededor del kiosco hay bancas metálicas, las que con el Sansón me daba vuelo saltándolas, y los niños del kinder se acercaban a acariciar manos y patas del caballo, que siempre cuidé que se dejara acercar por cualquier lado sin espantarse y sin patear, claro, era la delicia de la chiquillería, ver saltar al caballo y poderlo tocar y si era posible, a algunos, cargarlos y llevarlos sobre el caballo.
Esto lo hacía una vez cada semana más o menos, y si por alguna razón no podía ir a la siguiente semana los niños preguntaban –por qué no había ido–.
Esa época fue un remanso de paz en el país, los militares éramos bien aceptados en la sociedad y nos veían como una parte importante de su seguridad y de su tranquilidad.
Sé que esos tiempos no volverán y me pregunto, ¿Por qué mis nietos no tienen derecho a esa tranquilidad? ¿Qué hemos hecho mal?, que el país va para peor en lugar de ir para mejor.
¿Qué tengo que hacer para devolver esa paz que merece todo ciudadano honesto?
Seguramente dejamos de enseñar cosas básicas, como para poder hacer uso de un derecho, tienes que cumplir con una obligación, o que hay que respetar a las personas mayores, o que todas las cosas tienen dueño.
Esos valores que fuimos perdiendo por querer hacer fácil la vida de nuestros hijos.
Si pudiera volver el tiempo, enseñaría a mis hijos el valor del respeto al derecho de los demás, a enseñara a mis nietos mayor responsabilidad y compromiso y menos facilidad para obtener lo que desean; a ganarse lo que quieren y no nada más estirar la mano.
Bueno, basta de filosofar, es hora de descansar el cuerpo y poner a trabajar la mente, hora de dormir y de soñar con un mejor mañana. Felices sueños. (Compartido por Ramón Pretelin Escalera, siguelo a través https://www.facebook.com/ramon.interrancheril.1).
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