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Padre Mario González Suárez, rector Catedral Santísima Trinidad Cancún |
Cancún, Quintana Roo, 12 de julio de 2021.– Ser cristianos no es portar una medalla de la Virgen de Guadalupe o un crucifijo al cuello, sino serlo de verdad, indicó el Vocero de la Diócesis y Vicario de Pastoral en su homilía en Catedral de Cancún, padre Mario González Suárez.
La fe y la esperanza ayudan a manifestar al mundo que somos cristianos e invitar a otros a que se decidan a ser lo que en realidad son y lograr con éxito la verdadera conversión que nos transforme, sostuvo.
El padre Mario González Suárez, destacó que al llegar las pruebas, las caídas a través de conflictos que se presentan en la vida, son la oportunidad para crecer en medio de las dificultades de las tribulaciones. De ahí la importancia de que nunca debe de faltar el compromiso y la entrega de buenos cristianos, siempre agradecidos de lograr una transformación total.
Escuchar la palabra de Dios, se compara con las vivencias que cada quien tiene, como el hecho de acceder a los sacramentos, eucaristía. Esto implica que los cambios como sociedad y como parte del mundo, al darnos cuenta que a través de la historia, el cristianismo siempre ha sido perseguido, desde el punto de vista moral, espiritual, social, económica y política, lo que conlleva a un compromiso real con Dios, con su Palabra y con lo que nos convence, motiva, ayuda.
Es como ejemplificó que al llegar a una empresa, está contrata al personal especializado que necesita para determinadas y especificas áreas como licenciados, psicólogos, contadores entre otras profesiones que difícilmente alguien podrá obtener sin estos requisitos, de la misma manera el amor, la caridad, generosidad, comprensión, son la especialidad del cristiano, católico.
Hablar, es decir que se tiene la libertad de expresión, es cuestión de que cada persona asuma su responsabilidad de hacerse presente en las redes sociales, medios de comunicación impresos para proclamar la libertad, aun cuando nos pase como a los apóstoles, que fueron sujetos a persecuciones. Es por ello que la Palabra de Dios provoca una conversión plena a los corazones, como expresan el Evangelio cuando son enviados a predicar, con las indicaciones de dar la paz donde fueran bien recibidos y sacudirse las sandalias donde no, concluyó el padre Mario González Suárez.
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